Un reciente tuit del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, haciendo alusión al art. 128 de la Constitución Española («la economía estará sometida al interés general«) ha despertado dudas sobre la posibilidad de un corralito bancario.
Si bien este artículo se refiere a los sectores económicos estratégicos (que además tiene su equivalente en todas las Constituciones de los páises europeos), surge la duda de si es posible que en España pudiera darse un bloqueo en el acceso al dinero que en los últimos años ha sido compulsivamente bancarizado.
Al igual que los «expertos» de su tiempo negaron en rotundo esa posibilidad en Argentina, Grecia o Chipre, lo vuelven a hacer ahora recurriendo a medidas verdades. Lo cierto es que la limitación de acceso a los fondos del banco es posible y es un riesgo real.
El supuesto fondo de garantía frente al corralito
El Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) es un fondo financiado por los bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito para cubrir las pérdidas de los depositantes en caso de insolvencia de alguna entidad financiera, lo que sintéticamente significa que si un banco quiebra, las personas que tengan dinero ahorrado tienen garantizados hasta 100.000 euros que podrán rescatar.
De acuerdo a esto, los bancos deben aportar una parte de sus beneficios a esta hucha en previsión a posibles desastres. Algo equivalente al Fondo de Garantía Salarial (FOGASA), para los casos de deudas con las plantillas de empleados.
Pero decir que los fondos están garantizados con estas medidas frente a un «corralito» es cuanto menos, una media verdad.
El Fondo, en quiebra técnica
Al cierre del año 2018, el FGD contaba con un patrimonio de 2181 millones de euros, pero acumulaba obligaciones con bancos derivadas de la reestructuración bancaria por 4934 millones de euros, y cuyos beneficiarios eran el BBVA (por la adquisición de Unnim Banc por 1 euro) y el Banco Sabadell por la absorción de la Caja de Ahorros del Mediterráneo.
Además, el Fondo ha aportado de las reservas de los ahorristas 31.166 millones de euros en total desde octubre de 2011. Con ellos se han saneado varias entidades financieras; 23.217 millones fueron a parar al Banco CAM; 5.963, a Unnim; 1.030, a Catalunya Banc; 826, a NCG Banco, y 130,8, al Banco Madrid.
Con la crisis del coronavirus a la vuelta de la esquina, el pasado 29 de febrero el FGD pagó al Sabadell otros 1.300 millones de euros por las pérdidas incurridas en la venta de parte de la cartera protegida de activos de la CAM, y está también a la espera de saber qué papel tendrá el fondo en la línea de avales aprobada por el gobierno, para hacer frente a la crisis. Es decir, que esta supuesta «garantía» contra un corralito bancario está siendo una hucha a la que se está acudiendo de manera recurrente para garantizar la contabilidad de los principales bancos españoles.
Comienza la guerra de los depósitos
Según el comparador financiero HelpMyCash.com, en los últimos días ha habido una ofensiva de las filiales online de los principales bancos por el acopio de capitales, y ofreciendo instrumentos de inversión «seguros» a cambio de mayor rentabilidad, lo que indica un especial interés de estas entidades por capitalizarse.
Openbank, Bankinter y Wizink (Banco Santander) son los que lideran el ranking en cuentas remuneradas de los últimos días. En el caso de Wizink, si bien formalmente su dueño es el fondo buitre Darde Partners, según la CNMV su control lo ejerce una opaca sociedad constituida en Luxemburgo llamada ANETO cuya vinculación a esta entidad es un secreto a voces.
No es casualidad que el Banco Santander lidere el ranking nacional de especial interés por los depósitos. Según la agencia de calificación Fitch, esta entidad no estaría en su mejor momento para afrontar una retirada masiva de depósitos y sería incapaz para hacer frente a sus obligaciones en el mercado secundario. También alerta la agencia sobre Caixabank y Sabadell.
La solución: la retirada paulatina
En este escenario de incertidumbre, y sobre todo en función de la opacidad que ahora mismo presenta el FGD como garante de los depósitos y ahorros, parece conveniente retornar al manejo de efectivo y conservar el dinero de manera física.
Poniéndonos en el peor escenario, la crisis del coronavirus puede ser un momento ideal para limitar la libre disposición de capitales, ya que la promoción del pago con tarjeta y el uso de la misma ha sido muy aceptada por los temores de contagio, y por ahora esto ha permitido que los bancos puedan seguir manteniendo en sus cuentas capitales que, una vez se regrese a la «normalidad», corren un riesgo serio de desbancarización.
Es decir, el riesgo de corralito es real, existe, es posible y hasta probable.
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