Tomemos una copia de nuestra demanda de ejecución hipotecaria y revisemos la escritura adjunta. En el apartado «Gastos a cargo de la parte prestataria» aparecen las palabras mágicas. Nuestro contrato incluye un «seguro de impago», que opera en caso de que dejemos de abonar el préstamo. No dice en qué cuantía ni hasta qué cifra alcanza la suma asegurada. Sin embargo y a pesar de ello, el banco nos está reclamando el total de la deuda.
Con un funcionamiento similar a los bonos de deuda subordinada, los seguros de impago han sido un instrumento multimillonario por el que las entidades financieras han cobrado dos veces la deuda hipotecaria. Una, embargando la vivienda y cobrando los remanentes no cubiertos tras la subasta, y otra, de la propia compañía aseguradora. (más…)